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domingo, 6 de abril de 2014

Emma Zunz: la justicia humana contra la Justicia de Dios

En "Emma Zunz" (1948) Borges retoma un tema propio de la literatura clásica: el de la relación problemática entre la ley humana y la ley divina.
El cuento se abre con la noticia de la muerte del padre de Emma, quien había tenido que exiliarse en Brasil. La causa de este exilio radica en una acusación, y posterior encarcelamiento, por un crimen que él no cometió. El responsable de esta situación es Aaron Lowenthal, acutal jefe de Emma. A partir de esta situación, la muerte del padre en el exilio a causa de un crimen no cometido, se va a desarrollar la trama del cuento.
Como la justicia humana no ha hecho nada para castigar a Lowenthal, su hija siente la responsabilidad de enmendar la situación. Así, como más de una vez va a repetir Emma, su finalidad no es la venganza sino la justicia. Lo que subyace a esta afirmación es la creencia de que hay una Justicia divina y que la justicia humana pierde autoridad cuando la contraviene. Así, al asesinar a Lowenthal, Emma afirma no merecer ningún castigo ya que lo único que hizo fue permitir "... a la Justicia de Dios triunfar de la justicia humana". A este respecto resulta interesante remarcar que Lowenthal, al igual que el padre de Emma, termina siendo acusado de un crimen que no cometió (el intentó de violación de Emma). Así, su honra queda manchada, al igual que la de Emanuel Zunz, a causa de un delito no cometido.

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