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lunes, 31 de marzo de 2014

El contexto histórico del Cantar de mio Cid

La fecha de composición del poema se ubica entre mediados del siglo XII y los primeros años del XIII. El pasado heroico al que se remite el poema sería el siglo XI, época en la que Castilla se consolida y pasa de ser un condado a ser un reino.
En la época en la que se compone esta obra Castilla está atravesando un momento complicado: hacia mediados del siglo XII tiene que enfrentar amenazas internas, como los conflictos ocasionados por la minoría de Alfonso VIII o los conflictos con el reino de León, y amenazas externas, como la lucha contra los árabes para reconquistar los territorios ocupados. En este contexto, era necesario cohesionar al pueblo castellano para enfrentar estas amenazas. A este respecto los poemas demostraron ser más efectivos que las crónicas por su eficacia narrativa: la historia se simplificaba poéticamente para realzar los conflictos esenciales.

La literatura europea medieval

Entre nuestra concepción de la literatura y la de la Edad Media existen marcadas diferencias; tanto en el plano de la producción como en el de la recepción.
En primer lugar, en aquel tiempo no existía la imprenta, lo cual restringía en gran medida la circulación de libros. Si a esta situación le agregamos una población en su gran mayoría analfabeta, se comprende el que casi toda la literatura medieval fuese compuesta para ser escuchada. De hecho, la mayor parte de la literatura circulaba a través de los juglares, artistas ambulantes que a cambio de dinero recitaban diferentes historias. Esta situación afecta el modo de composición de la obra literaria: se usarán todos los recursos para dejar una impresión fuerte en la imaginación de la audiencia y para asegurar una correcta comprensión ya que, dado que se trasmite por vía oral, no cabe la posibilidad de releer lo que no se comprende. Por otro lado, como la palabra viva (oral) no tiene la misma estabilidad que la palabra impresa, era muy normal que la obra medieval fuese muy inestable, coexistiendo a veces diferentes versiones de una misma obra.
Por último, otra cosa a tener en cuenta es que, a diferencia de nuestra sociedad, la sociedad medieval no distinguía con claridad la realidad de la ficción. Así, no es inusual que en las historias se mezclen hechos reales y ficticios de manera indistinta.

La épica medieval

Los poemas épicos son obras escritas en versos en los que se cuentan las hazañas de un héroe. A través de este héroe se exaltan los valores más apreciados por la comunidad. El héroe manifiesta sus virtudes no a través de las descripciones sino a través de las acciones que realiza.
Estos poemas suelen estar basados en hechos reales. Pero dada la falta de distinción clara entre la ficción y la realidad, estos hechos reales terminan siendo el punto de partida para la construcción de la ficción.  Por lo general, los hechos a los que se refiere la obra se ubican en un tiempo pasado en el que la comunidad habría alcanzado su máxima gloria. De esta manera, el héroe sirve de modelo para el presente en el que se compone la obra. 
Estos poemas generalmente se trasmitían de manera oral. Esto impone ciertas restricciones a la obra. La principal tiene que ver con la estructura de la misma: el desarrollo era lineal y regía el principio de unidad de acción (se relatan las hazañas de un héroe de forma progresiva sin saltos temporales y sin argumentos secundarios). Esto era así para facilitar la recepción ya que el receptor, al ser la trasmisión oral, no contaba con la posibilidad de releer aquello que no había entendido.

Romanticismo argentino: contexto histórico

Dentro de la amplia cantidad de orientaciones que adoptó el Romanticismo, en la Argentina se optó por la vertiente social. A diferencia del Romanticismo de evasión, que dominó el escenario europeo, el Romanticismo social suponía un amplio compromiso con la realidad política. Por esta misma razón, al momento de estudiarlo, no se puede omitir el contexto histórico en el que se desarrolla.
Entre 1820 y 1830, Argentina estaba independizada, pero disgregada y enfrentando estallidos de guerra civil. En este contexto se enfrentaban los federales, que defendían las autonomías provinciales, y los unitarios, que abogaban por un poder centralizado en Buenos Aires.
En 1828, en medio de estos enfrentamientos, el gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego, de orientación federal, fue fusilado por Juan Lavalle, quien comandaba un levantamiento unitario. En este contexto, la Junta de Representantes elige a Rosas como gobernador de Buenos Aires y le da facultades extraordinarias para que enfrente los conflictos internos.
Una vez finalizado el gobierno de Rosas en 1832, éste no acepta ser reelecto ya que no tenían intención de renovarle las facultades extraordinarias. En 1835, luego del asesinato de Facundo Quiroga y del recrudecimiento de la guerra civil, Buenos Aires llama nuevamente a Rosas y le otorga la suma de los poderes públicos. De esta manera, Rosas se perpetúa en el gobierno durante diecisiete años.
La figura de Rosas va a ser de suma importancia porque los escritores románticos argentinos, casi sin excepción, se van a ver enfrentados a Rosas y, de hecho, muchos van a terminar en el exilio por ello.

¿Romanticismo o romanticismos?

Una de las primeras cosas que se advierte cuando uno se acerca al Romanticismo es la diversidad de orientaciones que se encuentran en este movimiento artístico. Esta diversidad puede explicarse si se atiende al origen de este movimiento.
El Romanticismo surge como una reacción frente al movimiento artístico que lo precede: el Neoclasicismo. Mientras el Neoclasicismo abogaba por una concepción normativa del arte (para hacer arte había que seguir ciertas reglas), el Romanticismo defendía la libertad creativa. Así, frente a la rigidez del Neoclasicismo, el Romanticismo defendía la libertad tanto en la forma como en el contenido del arte.
Si se tiene en cuenta esta búsqueda de libertad en todos los planos, resulta entendible la diversidad temática que caracterizó al movimiento. Así, cada sociedad que adoptó el movimiento lo hizo adaptándolo a sus propias condiciones.
Si comparamos el Romanticismo europeo con el americano, por ejemplo, puede advertirse que ambos siguieron líneas muy diferentes. Mientras el primero prefirió concentrarse en la revalorización de lo fantástico y en la consiguiente recuperación de las leyendas medievales, el segundo prefirió enfocarse en la situación política y social e intentar, a través de la literatura, modificar la misma. Esto puede explicarse por las condiciones en las que se encontraban ambos continentes: en Europa, por un lado, el presente, después de la derrota de los movimientos revolucionarios de fines del siglo XVIII y principios del XIX, no ofrecía gran inspiración al artista. Por otro lado, la riqueza del pasado medieval europeo en cuanto a leyendas alimentaba el interés romántico por lo inexplicable y lo irracional. En América pasaba lo contrario: el presente, es decir, la independencia recientemente conquistada, era un tema atractivo para los artistas. Por otro lado, a diferencia del caso europeo, carecían de un pasado legendario al cual remitirse (si bien existían leyendas indígenas, la sociedad criolla en gran medida no las conocía y, asimismo, no las consideraba propias).

El narrador

El narrador es quien cuenta la historia. Es construido por el cuento y no debe confundirse con al autor, que es una persona real.
Para clasificar al narrador, se tienen en cuenta diferentes criterios: 1- Según la voz narrativa: el narrador puede contar lo sucedido en primera persona (yo o nosotros), en segunda (vos o ustedes) o en tercera (él o ellos).
2- Según la focalización: ésta puede ser interna o externa. Es interna cuando el narrador participa de la historia que está narrando mientras que es externa cuando está situado fuera de la historia.
3- Según el grado de conocimiento: en algunos casos, el narrador sabe todo lo que sienten y piensan los personajes. En este caso, el narrador es omnisciente. En otros casos, el narrador sabe menos que los personajes y se limita a relatar únicamente los hechos. Es el caso, por ejemplo, del narrador testigo, que únicamente puede ver los hechos sin saber cuáles son los sentimientos de los personajes. Por último, tenemos los casos en los que el narrador sabe tanto como un personaje y cuenta la historia desde esta perspectiva. En este caso, el narrador es protagonista.

La estructura narrativa

Generalmente, las narraciones literarias se construyen alrededor de un conflicto y presentan una estructura común.
En general, las narraciones presentan en el comienzo cierto estado de cosas, una cotidianidad, un cierto equilibrio, que se llama situación inicial. Pero este estado de cosas, en algún momento se rompe porque ocurre algo que altera el orden establecido: el conflicto o nudo. Llegado este punto, se desarrolla el conflicto hasta que el mismo tenga una resolución o desenlace, que puede ser positivo o negativo, y se llega a un nuevo estado de equilibrio o situación final.
En muchas novelas o películas sucede que, cuando se resuelve un conflicto, aparece uno nuevo. Cada conflicto con su correspondiente resolución forma un episodio.
El conflicto narrativo, por lo general, se produce porque el protagonista desea algo que es importante o valioso para él. En su búsqueda por lograr ese objetivo, se va a encontrar con personajes o elementos que colaboran con él (los ayudantes) y, también, se va a encontrar con personajes que no quieren que logre su meta (los oponentes). Esa lucha de intereses provoca el surgimiento del conflicto narrativo. 

La narración: la historia y el relato

En términos generales, narrar es contar historias reales o ficticias. Entonces, una narración es el relato de un suceso real o una historia ficticia, que se trasmite en forma oral o escrita.
Dentro de la narración, es importante establecer una diferencia entre la historia y el relato. Mientras la primera se refiere al conjunto de acontecimientos que son narrados, el segundo se refiere a la forma en la que estos se organizan. Esta diferencia se origina en el hecho de que una persona puede presentar una misma historia de diferentes maneras: uno puede variar el narrador (quién cuenta la historia), el orden de los hechos, el medio por el cual se trasmite (oral, escrito o audiovisual), etc. Entonces, la historia se refiere a los acontecimientos que se cuentan y el relato se refiere a cómo se ordenan los mismos. Así, mientras la historia siempre va a tener un orden cronológico (los hechos siempre se suceden desde el pasado hacia el presente), el relato puede tener, por ejemplo, un orden que rompa con la sucesión cronológica (por ejemplo, los cuentos o las películas que empiezan por el final).

lunes, 24 de marzo de 2014

Características heroicas de Aquiles

En tanto héroe épico, Aquiles representa la suma de las virtudes apreciadas por su comunidad. Al mediar tantos años entre esa comunidad y nosotros, es entendible que Aquiles presente ciertas características que, desde nuestra óptica, son cuestionables. No hay que olvidar que los valores cambian con el paso del tiempo.
En principio, Aquiles presenta una serie de virtudes que nosotros también consideramos heroicas. Así por ejemplo, es el más fuerte y el más valiente de los guerreros griegos. Por otro lado, tiene ciertas actitudes que contrastan fuertemente con nuestra concepción de lo que es un héroe. Así, en primer lugar, Aquiles obtiene a Briseida como botín de guerra. Acá encontramos dos problemas: por un lado, nosotros contamos con reglas que regulan lo que es aceptable y lo que no en un contexto de guerra. En virtud de estas reglas, nosotros consideramos que el botín no constituye un derecho sino un abuso por parte del vencedor. Por otro lado, y tal vez de mayor importancia, nosotros repudiamos la esclavitud al considerar que viola un derecho humano fundamental que es de la libertad. En segundo lugar, Aquiles reacciona con una ira desmedida ante la ofensa de Agamenón, al punto tal que desenfunda su arma para matarlo. Asimismo, Aquiles da muestra de la misma desmesura cuando profana el cadáver de Héctor. En tercer y último lugar, Aquiles, al negarse a combatir, está incurriendo en un acto de egoísmo que le termina costando la vida a muchos griegos, incluido su amigo Patroclo.
Pero estas actitudes no representaban un problema para la concepción del héroe que tenían los griegos. En primer lugar, los griegos consideraban que el botín era legítimo. Asimismo, la esclavitud también era aceptada en esta sociedad. En segundo lugar, al quitarle su botín, según la concepción griega, Agamenón está humillando a Aquiles. Entonces, el deber de este último es vengarse para recuperar su honra. Pero la desmesura de Aquiles se limita únicamente a sus relaciones con los seres humanos. Cuando se le aparece Atenea, el no duda en obedecerla. Asimismo, cuando Príamos llega para reclamar el cuerpo de su hijo, Aquiles reconoce que para llegar tan lejos debió contar con ayuda divina (de hecho, fue ayudado por el dios Hermes) y se lo devuelve. Por último, en tercer lugar, Aquiles se niega a pelear para llevar a cabo su venganza. Si no hubiese tomado esta decisión, la ofensa de Agamenón hubiese quedado sin vengar y la honra de Aquiles habría quedado manchada.

Guía de lectura de La cólera de Aquiles


11- ¿Cuál es la ascendencia de Aquiles?
22- ¿Quién es Briseida? ¿Qué pasa con ella?
33- ¿Cómo reacciona Aquiles ante el atrevimiento de Agamenón?
44- ¿Qué hace Aquiles cuando se le aparece Atenea?
55- ¿Qué le ofrece Agamenón a Aquiles, por intermedio de Ulises, para que vuelva a combatir?
66- ¿Qué le responde Aquiles a Ulises?
77- ¿Cuál es la petición que le hace Patroclo a Aquiles? ¿Por qué?
88- ¿Cómo sale el plan de Patroclo?
99- ¿Qué hace Aquiles cuando se entera de la muerte de Patroclo?
110- ¿Qué hace Aquiles con el cadáver de Héctor después de vencerlo en combate?
111- ¿Qué hace Aquiles cuando Príamo va a pedirle el cadáver de su hijo?
112- ¿Cómo muere Aquiles?


El sustantivo

El sustantivo es la clase de palabra que se usa para designar los objetos, los seres, los lugares y los sentimientos. Si atendemos a los niveles de análisis gramatical, podemos abordar el sustantivo desde tres diferentes aspectos:

Aspecto semántico: Propios: son no descriptivos (no comunican características de lo que es nombrado). Identifican un individuo particular de su clase. Así, por ejemplo, "Argentina" es un caso particular de su clase (países).
Comunes: son descriptivos (comunican características). Nombran algo de manera general. Por ejemplo, "perro", sin especificar de qué perro en particular se está hablando.
Los sustantivos comunes, a su vez, se clasifican en concretos y abstractos y en individuales y colectivos.
Concretos: designan seres u objetos reales o imaginarios.
Abstractos: designan cualidades o acciones y derivan de adjetivos o verbos. Por ejemplo, la belleza (sustantivo derivado del adjetivo "bello") o la lectura (sustantivo derivado del verbo "leer").
Individuales: mientras se expresen en singular, nombran un solo objeto. Para nombrar más de uno se usa la forma plural.
Colectivos: son los sustantivos que en singular sirven para nombrar un conjunto de individuos o cosas de una misma especie. Por ejemplo, la palabra "gente" se refiere a un conjunto de personas.

Aspecto morfológico: La terminación (desinencia) de los sustantivos varía de acuerdo con el número y con el género. En cuanto al número, los sustantivos varían en singular (casa) y plural (casas). Dependiendo de la raíz del sustantivo, existen diferentes reglas para formar el plural: 1- Si el sustantivo termina vocal átona (no acentuada), el plural se forma añadiendo la "s": libro - libros.
2- Si el sustantivo termina en "i" o en "u" acentuadas, generalmente se admiten tanto el plural en "e" como en "es": bisturí - biturís / bisturíes.
3- Si el sustantivo termina en consonante "l", "r", "n", "d", "z" o en "y", el plural se forma añadiendo "es": buey - bueyes.
4- Si el sustantivo termina en consonante "s" o "x", y el sustantivo es una palabra grave o esdrújula, no se producirá variación al formar el plural. El artículo será quien nos permita saber si se trata de un sustantivo en singular o plural: el análisis - los análisis.
5- Si el sustantivo que termina en "s" o "x" es, en cambio, una palabra aguda o monosílaba, el plural se formará añadiendo "es": tos - toses.
 En cuanto al género, los sustantivos que designan personas y animales, en general, pueden variar en género (el niño / la niña). En estos casos, el femenino puede formarse de diferentes maneras: 1- Cambiando la vocal final por una "a": compañero - compañera.
2- Agregando una "a" al final: jugador - jugadora
3- Agregando un sufijo especial como "ina", "iz", "esa" e "isa": héroe- heroína, actor - actriz, príncipe - princesa y profeta - profetisa.
4- Con una palabra específica para el femenino: hombre - mujer.
5- A través del artículo: el docente - la docente.
Asimismo, existen sustantivos con género fijo: la mesa. En estos casos, el carácter femenino o masculino del sustantivo no señala una diferencia de índole sexual sino que es en gran medida arbitrario.
Por otro lado, dentro del aspecto morfológico podemos diferenciar los sustantivos primitivos de los sustantivos derivados. Los primeros son la cabeza de una familia de palabras mientras que los segundos se forman a partir del agregado de un sufijo. Así, por ejemplo, entre "casa"y "casita", la primera sería el sustantivo primitivo mientras que la segunda sería el derivado (se agrega el sufijo disminutivo "ita").

En caunto al aspecto sintáctico, el sustantivo posee una gran ductilidad. Puede cumplir una amplia variedad de funciones: sujeto, objeto directo, objeto indirecto, circunstancial y predicativo.


La gramática y sus niveles de análisis

Llamamos gramática a la disciplina que estudia la lengua a partir de sus elementos: las palabras. La gramática nos ayuda a reflexionar sobre el modo en que usamos la lengua. El análisis gramatical se realiza en tres niveles: sintático, semántico y morfológico.

Nivel sintáctico: los hablantes nativos de una lengua podemos combinar las palabras de muchas maneras, pero no de cualquier manera. Cada lengua tiene una serie de reglas que nos permiten organizar las ideas en oraciones. Así, por ejemplo, en español el artículo va siempre delante del sustantivo pero el orden entre un sustantivo y un adjetivo, en cambio, es variable.
Nivel semántico: el análisis que realizamos en el nivel semántico se ocupa del significado de las palabras.
Nivel morfológico: se encarga del estudio de la forma de las palabras. La mayoría de palabras pueden dividirse en pequeñas unidades de sentido. El análisis morfológico nos permite identificar la estructura de las palabras, las formas significativas mínimas que la componen. Así, por ejemplo, podemos señalar las partículas que varían según el género (masculino, femenino) y según el número (singular, plural).


lunes, 17 de marzo de 2014

Literatura maya: el Popol Vuh

La literatura más representativa de los mayas es la historia o crónica cosmogónica. El principal interés de estos relatos es explicar los orígenes del pueblo maya mediante diferentes mitos. La principal fuente de estos mitos es el Popol Vuh. Este libro, con sus genealogías y sus relatos de hazañas, regía las creencias de la comunidad maya.
El Popol Vuh suele dividirse en cuatro distintas creaciones del mundo en una sucesión cíclica de creaciones y destrucciones. Así, la creación divina se produce en una gradación creciente: primero aparecen los animales que no hablan. Luego, la raza de los hombres de barro, quienes se deshacen al entrar en contacto con el agua. En tercer lugar, los hombres de madera, los que son destruidos porque carecían de sentimientos y no alababan a los dioses creadores. En cuarto lugar, por último, aparece el pueblo quiché, la raza de los hombres creados a partir del maíz.
En un principio, sorprenden algunas de las coincidencias existentes entre algunos de los mitos que figuran en el Popol Vuh y el relato bíblico. Como la primera traducción de este texto fue hecha en el siglo XIX por un sacerdote cristiano sobre un manuscrito que luego se perdió, resulta difícil establecer si este parentesco se debe a cuestiones arquetípicas o a una simple interpolación.

Literatura precolombina

Llamamos "literatura precolombina" a toda producción literaria producida en América previo a la conquista por parte de los españoles. Al momento de abordar este tema encontramos tres grandes problemas: en primer lugar, la escasez de fuentes. Si bien había culturas precolombinas que desarrollaron algún sistema de escritura, lo cierto es que en la mayoría de los casos estos fueron rudimentarios y se limitaron más que nada a registrar bienes y tributos. En segundo lugar, la dificultad de traducir al español un idioma como el quiché o el quechua, cuyos términos aceptan una gran amplitud semántica (muchos significados). Por último, en tercer lugar, la dificultad de encontrarnos con sociedades que, a diferencia de la nuestra, no tienen desarrollado un concepto definido de literatura.
Pese a las diferencias que presentan, las obras literarias precolombinas suelen compartir las siguientes características:
1- Carece de autonomía estética. Las obras precolombinas tienden a inscribirse en un contexto mayor (usualmente, el religioso).
2- Es colectiva. Es decir, se considera producto de la comunidad y, por lo tanto, no se le puede atribuir a un autor individual (es anónima).
3- Es oral. El paso por escrito comienza con la llegada de los españoles.
4- Es inestable. Como, originalmente, estas obras no estaban fijadas por la escritura, circulaban diferentes versiones sobre una misma obra.

lunes, 10 de marzo de 2014

Elementos de la tragedia griega

Los siguientes elementos caracterizan a la tragedia griega:

1- Pathos (o pasión): se relaciona con el padecimiento del héroe.
2- Hybris (o desmesura): es la soberbia del héroe que está convencido de que puede desafiar los designios del destino o de que puede desafiar la voluntad de los dioses.
3- Hamartía (o error trágico): es la equivocación fatal que comete el héroe, produciendo la caída.
4- Peripecia: es el cambio de suerte que se manifiesta en la vida del héroe.
5- Anágnorisis (o reconocimiento): el héroe reconoce su error trágico.
6- Catarsis (purificación): es la liberación de pasiones que experimenta el público una vez que finaliza la tragedia.

La tragedia clásica

La tragedia es un género dramático. Dentro de este género, la tragedia clásica adoptó una forma muy definida. Aristóteles, en su "Poética", se dedica a estudiarla. En primer lugar, elabora una distinción con respecto al otro gran género dramático de la época: la comedia. Según este filósofo, ambas se caracterizan por ser compuestas para ser representadas ante un público y por buscar la imitación de la realidad. Pero lo que las diferencia es que, mientras la comedia busca imitar las acciones de los hombres comunes y hasta de los hombres ruines, la tragedia busca imitar las acciones de aquellos hombres considerados superiores al resto de los mortales.
Esta necesidad de que los personajes de la tragedia fuesen elevados está vinculado a otro aspecto importante de este género dramático: mientras más alta sea la altura desde la que cae el héroe tanto mayor va a ser el efecto trágico de la caída. Así, muchas veces, la tragedia se va a enfocar en la caída de los poderosos.

El teatro clásico

Para un ciudadano de la Atenas del siglo V a.C., concurrir al teatro era completamente diferente de lo que es para nosotros. En primer lugar, no se representaba en cualquier momento del año sino que estaba reservado para determinados momentos, puntualmente para los festivales que se celebraban en honor de Dionisio, dios del teatro. En segundo lugar, lejos de ser un simple entretenimiento, el teatro clásico era un evento social trascendente que le dejaba al espectador enseñanzas religiosas y morales. En tercer lugar, dado el carácter didáctico que tenía, la entrada era gratuita para quienes no podían pagarla ya que su asistencia se consideraba una obligación cívica. En cuarto lugar, no se representaba una sola obra sino varias, razón por la cual el espectáculo duraba todo el día. Por último, en quinto lugar, las obras se representaba en teatros construidos al aire libre sobre una ladera o al pie de una colina, en lugares que generalmente tenían buena acústica para permitir que todos los espectadores (entre quince mil y veinte mil) pudieran escuchar sin necesidad de que los actores tuvieran que levantar la voz.

Lo trágico y la tragedia

Al momento de estudiar la tragedia es necesario diferenciarla de lo trágico. La primera es un género dramático; el segundo, es la constatación de lo endeble e inseguro de la existencia humana. Así, antes de la aparición de la tragedia como género, aparece lo trágico como sentimiento, como cosmovisión.
Lo trágico supone la existencia de personajes que carecen de poder, que se encuentran sometidos a fuerzas que muchas veces no comprenden y que no manejan. Al principio, en la tragedia clásica, estos poderes superiores que controlan el destino humano son generalmente los dioses. Así, la vida de sus personajes se ve constantemente determinada por la voluntad de los dioses y el personaje nada puede hacer para evitarlo.
En una evolución posterior, que está marcada por el paso del teocentrismo al antropocentrismo que se produce en el Renacimiento, estos poderes superiores van a cobrar forma humana. Así, a partir de este momento, los seres que van a determinar la suerte de los personajes ya no van a ser los dioses sino que van a ser los reyes, los poderosos, etc.  

El héroe épico

El héroe épico se caracteriza por concentrar en su persona las virtudes más apreciadas por una sociedad determinada. Desde esta perspectiva, el héroe épico constituye un modelo a imitar para los integrantes de una determinada sociedad. Así, no es casual que cada sociedad perfile a los héroes de sus relatos épicos a partir de las necesidades y de los intereses de la época.
Este héroe manifiesta estas virtudes a través de sus acciones. Así, por ejemplo, en los relatos épicos es normal que se presenten escenas de combate en las que se puede apreciar la valentía y la fortaleza del héroe. Si bien las virtudes guerreras como la fuerza física y la valentía en el campo de batalla suelen ser un común denominador de estos tipos de héroes, lo cierto es que no se mantiene la misma constancia con respecto a las virtudes espirituales. Así, por ejemplo, mientras el Cid Campeador, en tanto héroe épico, presenta virtudes espirituales, como la humildad y la mesura, en Aquiles estas dos virtudes están ausentes. Esto es explica porque entre la Grecia antigua, que dio origen a la figura de Aquiles, y la Edad Media, época en la que se ubica el Cid, median más de dos mil quinientos años. Mientras que en la antigua Grecia, dadas las guerras constantes, se priorizaban de manera exclusiva las virtudes guerreras, en la Edad Media el concepto de héroe se vio enriquecido por virtudes cristianas, como la humildad o la mesura, que ya nada tenían que ver con los ideales guerreros que dieron origen a la figura de Aquiles.
El héroe épico, al ser un tipo de héroe que comparte los valores de la sociedad en la que surge, no problematiza los valores de la época sino que se limita a celebrarlos de manera acrítica.

El héroe literario a través de la historia

Cada época define su estereotipo de héroe literario en función de sus intereses y sus necesidades. Así, a lo largo de la historia, la literatura fue perfilando diferentes tipos de héroes. En líneas generales, los héroes literarios pueden clasificarse de la siguiente manera:

1- Héroes con valores acordes a los de la sociedad: son aquellos héroes que presentan virtudes apreciadas por la sociedad. Generalmente se presentan en épocas de auge, épocas en las que la sociedad siente necesidad de festejar sus virtudes a través del arte. Un ejemplo de este tipo de héroe es el héroe épico.
2- Héroes con valores opuestos a los de la sociedad: en este caso, los héroes presentan los defectos más odiados por la sociedad. Suelen presentarse en épocas de crisis hondas, en las que se presenta una distancia muy grande entre los valores que la sociedad tiene como ideal, y los que se practican en la práctica. Por lo general tienen como finalidad formular una crítica a los aspectos más oscuros de la sociedad.  Un ejemplo lo constituye el héroe de la literatura picaresca.
3- Héroes con valores diferentes a los de la sociedad: en este último caso, los valores encarnados por el héroe, si bien no son del todo coincidentes con los defendidos por la sociedad, tampoco puede afirmarse que sean opuestos a ellos. Generalmente se presentan en épocas de cambio en las que, junto a los valores defendidos por la sociedad, surgen de manera paralela otros valores diferentes. Como ejemplo podemos tomar al héroe romántico.

El héroe y el héroe literario

Lo primero que nos viene a la mente cuando escuchamos la palabra "héroe" es una persona que realiza alguna acción heroica, como salvar a alguien de algún peligro. Así, en un principio, tendemos a atribuirle a esta palabra un contenido ético. En otras palabras, el héroe sería una persona que reúne una serie de virtudes apreciada por la sociedad.
El problema cuando pasamos del héroe a secas al héroe literario se produce porque el segundo no tiene un contenido ético. Así, en el campo del análisis literario, vamos a llamar "héroe" simplemente al personaje principal de una obra narrativa. De esta manera, podemos tener héroes literarios que no sólo no reúnan virtudes apreciadas por la sociedad sino que, incluso, concentren los defectos más odiados por la misma.
Esta diferencia entre un uso ético y no ético del término "héroe" se debe a que, en sus inicios, la literatura se dedicó a tomar por protagonista a personajes que reunían las virtudes apreciadas por la sociedad de la época. Así, por ejemplo, la poesía épica griega celebra las hazañas de los héroes de la guerra de Troya. Entonces, en este primer momento, no había ninguna oposición: el héroe literario era un héroe en el sentido ético del término.
Pero a medida que avanza el tiempo, se da una degradación en los personajes que son objeto de interés literario. Así, la literatura empieza a ocuparse de personajes que no tienen nada de grandioso. Llegado este punto, la teoría literaria, en vez de reemplazar el término "héroe" por uno nuevo, prefirió mantenerlo y quitarle el contenido ético que originalmente tenía. De este modo, el héroe en el campo de los estudios literarios pasó a ser un sinónimo de "personaje principal".

domingo, 9 de marzo de 2014

Ajustes al circuito de la comunicación

Pese al enorme aporte que significó el esquema elaborado por Jakobson, algunos críticos posteriores empezaron a señalar algunas fisuras del mismo. El denominador común de estas críticas pasa por la constatación de que este esquema no da cuenta de la complejidad de la comunicación humana. Algunas de las críticas son las siguientes:

1- Con respecto al código, algunos críticos señalan el hecho de que éste no es homogéneo. En México, por ejemplo, le dicen "aguacate" a la fruta que en Argentina llamamos "palta". Así, dentro de un mismo código, el idioma español, coexisten dos subcódigos: el que se habla en Argentina y el que se habla en México.
2- En cuanto al receptor, cabe la posibilidad de que una persona reciba un mensaje que no fue originalmente dirigido para él. Esto puede suceder, por ejemplo, cuando una persona lee una carta que no le está dirigida. Por esta razón algunos críticos plantean la necesidad de distinguir entre el receptor apuntado (persona a la que está dirigido el mensaje) y el recptor indirecto (persona que recibe un mensaje que no le está dirigido).
3- Por último, algunos críticos destacan que Jakobson no tomó en cuenta que la comunicación también puede fallar debido a factores emocionales del emisor y del receptor: pueden estar cansados, tristes o enojados, y estos estados anímicos pueden complotar contra la comunicación.

Las funciones del lenguaje

Jakobson afirma que, de acuerdo al elemento del circuito comunicacional que predomine, podemos distinguir seis funciones del lenguaje diferentes:
1- Función emotiva o expresiva: predomina el emisor. Por ejemplo, cuando manifestamos nuestro agrado o desagrado por algo.
2- Función apelativa: predomina el receptor. Por ejemplo, cuando le pedimos un favor a alguien o cuando intentamos convencerlo de algo.
3- Función referencial: predomina el referente. Por ejemplo, en un manual de Biología, donde lo que importa no son los sentimientos del emisor ni convencer de algo al receptor, sino la información que se transmite.
4- Función fática: predomina el canal. Sirve para comprobar si el canal funciona. Se da, por ejemplo, cuando una persona le dice "hola" a otra para iniciar una conversación.
5- Función metalingüística: predomina el código. Por ejemplo, cuando reflexionamos sobre el propio lenguaje o cuando consultamos un diccionario.
6- Función poética: predomina el mensaje. Por ejemplo, en la poesía, donde se hace un uso especial del lenguaje y donde cualquier alteración de una palabra, aunque sea por un sinónimo, puede alterar el sentido.

Pero este planteo no está exento de algunos problemas. El primero y principal es que no siempre es posible establecer de manera inequívoca cuál es el elemento del circuito comunicacional que predomina. Así, por ejemplo, en el "Facundo" de Sarmiento resulta difícil establecer si predomina la función poética o la apelativa: si bien el texto se distingue por un uso literario del lenguaje (lo cual lo inscribiría dentro de la función poética), la obra fue escrita para convencer al pueblo chileno de que Rosas era una figura nefasta para el progreso de la sociedad rioplatense (lo que corresponde con la función apelativa). 

Las competencias comunicativas

Para que la comunicación sea exitosa, los participantes, emisor y receptor, deben tener una serie de conocimientos previos que se llaman competencias. Las podemos clasificar de la siguiente manera:

Competencia lingüística: es el conocimiento que cada persona tiene del código lingüístico. Cuando se hablan diferentes lenguas, decimos que emisor y receptor no comparten la competencia lingüística y las posibilidades de que se comuniquen eficientemente se dificultan.
Competencia paralingüística: es la capacidad para usar e interpretar los códigos no verbales: los gestos, los tonos de voz, los movimientos corporales, etc.
Competencia sociocultural e ideológica: se refiere a las opiniones y valores de los interlocutores. Si estos difieren mucho entre emisor y receptor, puede ser que ambos no logren entenderse.

El circuito de la comunicación

Las situaciones de comunicación no son sencillas: suelen presentar algunas complicaciones. Para tratar de explicarlas, Roman Jakobson ideó en la década del "50" el circuito de la comunicación, un esquema que, a partir de los siguientes seis componentes, intenta dar cuenta de la complejidad de la comunicación humana:

Mensaje: lo que se comunica con palabras, con señas, con imágenes o de algún otro modo.
Emisor: es quien produce el mensaje.
Receptor: es quien recibe el mensaje.
Canal: es el medio a través del cual se transmite el mensaje. Puede ser auditivo (música), oral auditivo (conversación telefónica), visual (carta) o audiovisual (televisión).
Código: es el sistema de signos que se emplea para comunicar el mensaje. Puede ser verbal o no verbal.
Referente: es el tema al que se refiere el mensaje, aquello de lo que se está hablando.

En función de estos componentes, se pueden generar los siguientes problemas de comunicación:

Emisor: afónico, tartamudo, letra ilegible.
Receptor: corto de vista, sordo, analfabeto.
Referente: tema desconocido o muy complejo.
Código: no compartido por emisor y receptor (por ejemplo, que ambos hablen idiomas diferentes).
Canal: ruido ambiental, interferencias (en comunicaciones telefónicas), papel deteriorado (en cartas).